17 de agosto 2008. El poner el despertador a las 6:00 h. de la mañana de poco nos sirvió, pues nos pusimos en marcha a las 7:45 h. La mañana era fría y la salida cuesta abajo. Nos abrigados e hicimos los aproximadamente 10 km que nos separaban de Fiscal, sitio elegido para desayunar, donde por 8 euros nos dieron dos ColaCaos, tostadas y una napolitana.


(Foto 14: tramo de río antes de Sasa).
Pasado Bergua la pista deja de estar asfaltada, con algunos tramos realmente increíbles, incluidos unos 200 metros por el cauce de un río. Este tramo es imposible de hacer en épocas de lluvia, pero en el momento que nosotros lo afrontamos nos hizo sentir la verdadera esencia de la bicicleta de montaña.


(Foto 15: Sasa, pueblo abandonado;
Foto 16: Lucha de toros en Sasa; Foto 17:Subiendo a Peña Oturia; Foto 18: Camino entre vacas en Peña Oturia) .
Salimos de Sasa por una pista espectacular, en dirección a la Peña Oturia. En la subida empiezan los problemas mecánicos, y es que los tornillos del portabultos de Miguel no aguantan más. Una vez sustituidos continuamos el trayecto, pasando por lo que es un auténtico camino de vacas. Si alguna vez escuchasteis ésta expresión, seguro que se referían a este sitio. Las vacas, y sus terneros, no se apartaban a nuestro paso. Desde aquí hasta Senegüé es prácticamente todo bajada, y la disfrutamos a lo grande, hasta un nuevo pinchazo en
la rueda trasera de Miguel. Creo que ya va el cuarto, esto tiene pinta de ir para record, más si tenemos en cuenta que esta vez lleva una cámara antipinchazo.


Antes del final de etapa pasamos por la localidad de Lárrade con una interesante representación del románico del Serrablo y tras cruzar el puente colgante de madera sobre el río Gállego llegamos a nuestro punto de destino, Senegüé. Nada más llegar al pueblo encontramos el sitio perfecto para dormir. Un pequeño parque, con juegos infantiles y espacio techado, con barbacoa y pilón, en el que incluso nos pudimos bañar, eso sí, por capillas.
Limpiamos las bicis, las engrasamos y nos hicimos un master en la colocación de parches. Nos habíamos quedado prácticamente sin cámaras. Mientras tanto vimos pasar los primeros ciclistas que hacían la transpirenaica, entre ellos, un grupo de cuatro, vestidos como de andar por la calle y a un anónimo esforzado, que nos saludó desde lo lejos, y que días después fue un inmejorable compañero de ruta.

Senegüé es un pequeño pueblo a 6 Km de Sabiñanigo con un único restaurante donde cenar. Influidos por una vecina decidimos cenar en el restaurante del camping Valle de Tena, a medio kilómetro del sitio en el que dormíamos. Según nos dijo, en función de la relación calidad – precio, ella iba siempre al camping. (Foto 19: iglesia de San Pedro, Lárrade).
Atendidos por un argentino, de los de flequillo y sonrisa a lo Carlos Baute, que por supuesto no conocía los tercios de cerveza ni los platos de la carta, nos decidimos por el menú de 12 euros, de muy buena pinta, y muy mal sabor. Aunque con hambre todo está bueno, incluso la pasta al pesto, sin pesto. El menú incluía postre y bebida, y cómo no, nos bebimos una botella de vino.

